sábado, 15 de septiembre de 2012

Los Naacales

Quienes construyeron los monolitos de Tiahuanaco tenían un conocimiento geométrico y astronómico que en nada tenía que envidiar a los nuestros actuales, ya que resolvían problemas que a nosotros nos han costado siglos de esfuerzos.
Según diversos autores, los primeros pobladores de Tiahuanaco debieron ser los habitantes de Mu, cuyos exploradores, los naacales, extendieron la religión del Sol por todo el mundo, llegando incluso al valle del Indo, al Daccan, Birmania, Mesopotamia y Egipto, y cuyas huellas aun pueden ser encontradas en el Tíbet.
Lemuria - Mu
Tras el hundimiento de Mu los supervivientes vivieron refugiados en grutas, cuevas o valles hasta que volvió a reaparecer, tras las densas nubes, el Sol.

Simone Waisbard, en “Tiahuanaco, 10.000 años de enigmas incas” nos dice así:
“Es casi cierto que el subsuelo de Tiahuanaco por una parte y el de Cuzco por otra, están perforados por misteriosos túneles empedrados. Los indios de Tiahuanaco dicen que los túneles están a 1 m. bajo la tierra y a veces incluso a 4 m. por lo menos.” También se cuentan historias de un cura que se extravió y cayó en uno de estos túneles, recorrió su interior y finalmente salió a la playa del lago Titicaca.
Fernando Montesinos, en su libro de 1638 “Memorias antiguas, historiales, políticas de Perú” escribió: “Tiahuanaco y Cuzco están unidas por un gigantesco camino subterráneo. Los incas desconocen quien lo construyó. Tampoco saben nada sobre los habitantes de Tiahuanaco. En su opinión, fue construida por un pueblo muy antiguo que posteriormente se retiró hacia el interior de la selva amazónica”.

Una de las versiones de la famosa tradición sobre Viracocha nos habla de Thunupa. En ella se nos narra que Thunupa apareció en el Altiplano en tiempos remotos, procedente del Norte y que vino acompañado por cinco discípulos de ojos azules y barba. Después de instruir a la población en diversos campos y recorrer grandes distancias a través de los Andes fue atacado y herido gravemente por un grupo de conspiradores envidiosos.

Esta historia ofrece grandes paralelismos con la historia de Osiris y su muerte. De hecho, los paralelismos entre esta región y el antiguo Egipto están aun presentes.
En la isla de Suriqui, en el lago Titicaca, se siguen construyendo actualmente unos botes de juncos de totora que son casi idénticos, tanto en el método de construcción como en el aspecto que ofrecen una vez terminados, a los barcas de los faraones hechas con cañas de papiro.
Los lugareños afirman que quienes les transmitió la forma de hacer esos barcos fue el “pueblo de Viracocha”.

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